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"Los docentes actuales no tienen la emocionalidad necesaria para impulsar a sus alumnos"

24-11-2016

Gabriela Origlia

Para 

LA NACION

Jueves 18 de Agosto de 2016

Los jóvenes modernos necesitan mentores, más que de docentes, según Fernando Flores, experto en innovación

 

RDOBA.- "Faltan mentores, no profesores. La educación es triste, no es novedosa, debe expresar pasiones. Debe haber nuevos Montessoris, experimentos reales con niños felices, padres felices, maestros felices que se van reproduciendo".

El que habla es el chileno Fernando Flores, ingeniero y filósofo, un peso pesado del coaching ontológico preocupado por los "millones frustrados, con títulos universitarios y sin saber a dónde van". Valoriza el método desarrollado por italiana María Montessori por el respeto a los estudiantes, a su libertad y a su capacidad de aprender.

Ex ministro del presidente Salvador Allende y asesor en innovación de Sebastián Piñeira, estuvo en Córdoba dictando conferencias sobre "Nuevos seres para nuevos mundos" organizadas por "Aprendizaje para el cambio" y "Creacción". Está convencido de que la educación no está a la altura de los desafíos de la actualidad y de que es un error pensar que el título define.

"Somos los servicios que damos -continúa-. Hay que cambiar las formas en que preguntamos y en que nos respondemos; hay un mundo cambiante y debemos fortalecernos para vivir y convivir en él". A su criterio es crucial mantener la "serenidad, los valores" y saber que "somos capaces de co crear el mundo".

Subirse a los cambios para ser exitosos

Fue expulsado de Chile -después de tres años preso- por ser colaborador de Allende y, desde entonces vive en California, en lo que hoy es Sillicon Valley, una de las mecas de la innovación tecnológica y de los emprendedores del mundo.

"Nuestros padres y abuelos veían cambios de modelos de autos y de heladeras; no del mundo. Y el mundo no es el planeta, es lo que nos preocupa, lo que somos, lo que nos concierne", comenta y grafica con los cientos de empleos que desaparecen devorados por la tecnología y los nuevos poderes económicos que surgen ("hoy China para Latinoamérica es más importante que Estados Unidos").

Se detiene para analizar, en detalle, el efecto del cambio climático en el planeta: "Esta es la primera generación que admite que puede terminar con la Tierra por sus acciones; antes el clima era confinado a una cuestión de la naturaleza, hoy hay conciencia de que es lo que resulta de nuestros actos".

Comenta que una parte de la sensación de fracaso de los jóvenes es que "parten de lo que les gusta, pero al resto del mundo no le interesa su gusto, sino qué servicio pueden dar. Los desorienta la distancia entre la complejidad del mundo y sus gustos personales".

Flores, quien es consultor de empresas en innovación, sostiene que las universidades, en general, preparan para "espacios fijos, no captan la transformación que está ocurriendo". A manera de justificación señala que tal vez es así porque su producción siempre se caracterizó por "trascender el tiempo".

Reitera que los títulos habilitan para "ciertos empleos en que una minoría es necesaria" como puede ser la medicina, que tiene un ámbito más estricto. En cambio -ironiza- de millones de abogados, muchos se pierden en el tiempo, otros son docentes y otros agentes estatales.

Revalorizar el error

No duda en plantear que los jóvenes tienen que pensar en sus pasiones y en cómo ponerlas al servicio de los demás. "Así generarán una identidad, que será cambiante. Se le da demasiado peso a la certeza, se piensa que el conocimiento lo resolverá todo, pero hay que arriesgar; no hay nada fijo, hay que navegar el mundo y entrenar las emociones para soportar la aventura".

Durante la charla con LA NACION regresará una y otra vez a las "emociones". Sostiene que los docentes actuales no "tienen la emocionalidad necesaria" para impulsar a sus alumnos.

¿Qué quiere decir? "Que no los hacen sentir protagonistas de la historia, saber que pueden cambiar el mundo desde donde están, enseñarles a ser emprendedores. Todavía tienen la idea de que enseñan a los que no tienen conocimiento y no es así".

Aunque vive en Estados Unidos, pasa mucho tiempo recorriendo América latina y cree que todavía, a pesar de los discursos, en la región no se valora la cultura de la innovación.

"La educación sigue anclada en el enciclopedismo. Hay que impulsar la innovación productiva, la invención conectada a la gente. Sin errores no se aprende y no se crea", subraya e insiste en que hay que "conciliar el emprendimiento con la solidaridad, inventar mundos y ser capaces de estar con otros".

Aclara que no todo es cuestión de tecnología: "Tiene que haber mentalidad. El mundo es oportunidades y amenazas, hay que enfrentar la vida con sus misterios".