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Humanidad y empresa

01-01-2011

Alicia Dellepiane 
Para Apertura

La condición de sustentabilidad de una compañía está dada por la calidad de sus integrantes.

Qué pasaría si pudiéramos concebir y crear organizaciones que incorporaran nuestros valores más fundamentales? ¿Qué pasaría si nuestras organizaciones fueran excepcionalmente fluidas, duraderas y capaces de una evolución continua y sostenida autogenerada, mientras a la vez preservaran sus propósitos y principios centrales? ¿Qué pasaría si nuestros clientes crearan valor y contribuyeran al aprendizaje continuo, el crecimiento y la obtención de beneficios como dueños y miembros de nuestro negocio? ¿Qué pasaría si existiera un proceso dinámico y confiable que permitiera desarrollar empresas exitosas y sustentables de todo tipo ?alianzas estratégicas, adquisiciones y fusiones, organizaciones de suministro en cadena, empresas IT, organizaciones sin fines de lucro, fundaciones, instituciones educacionales, empresas de salud??
¿A quién se le puede ocurrir que semejante idealismo sin respuestas y poco práctico puede existir? A Dee Hock, fundador y CEO emérito de Visa, una empresa que factura 1.250 millones de dólares por año y tiene como dueños a más de 20.000 instituciones financieras. Hock es uno de los 30 laureados actualmente vivos del Business Hall of Fame, y fundador de la Chaordic Alliance, cuyo propósito es propagar e implementar nuevos conceptos organizacionales, como que el máximo capital con el que se puede contar es el capital humano, y que el bien para la totalidad es la brújula.
La noción de humanidad está volviendo a la empresa. Estas se olvidan con demasiada frecuencia de que la condición de su sustentabilidad está dada por la calidad humana de sus integrantes y por reglas de funcionamiento que reconocen tanto el valor de cada uno de los miembros que la componen como el de su interdependencia.
Si nadie duda de que una familia, una organización o una sociedad en buen estado cuentan para ello con las características de sus integrantes y con el reconocimiento recíproco de su valor en la estructura, ¿por qué se mantiene separada la humanidad de quienes trabajan en una empresa, como si alcanzara con capacitarlos en técnicas de management o de calidad de procesos?
Cualquier persona que haya trabajado en una organización, empresa, colegio u ONG sabe hasta qué punto una buena actitud interpersonal o su falta crean un determinado clima institucional. El jefe más genial en el aspecto laboral que no está a esa misma altura en lo humano pierde empleados de calidad o diseña estrés y "burn out" como aporte agregado a su programa de actividades.
Un empleado con malhumor y comportamiento errático, por brillante y trabajador que sea, no es un buen empleado. Los problemas que puede causar con su actitud impiden la fluidez del trabajo.
A la vez, el sueño de los empresarios es contar con personas "proactivas" y creativas, comprometidas con la actividad y con la empresa, que valoren a su trabajo no sólo como una fuente de subsistencia material, sino también de crecimiento personal. Su sueño continúa en contar con equipos de trabajo en los cuales el propósito compartido de maximizar la calidad y la productividad esté presente en cada pensamiento y actitud, y en los que las pesadillas de la inercia, las desavenencias y las actitudes nocivas no tengan lugar.
Para lograr este ideal empresarial, es necesario tener una visión de la empresa que la defina no sólo como un lugar para obtener beneficios para los dueños o los accionistas, sino también como un espacio de promoción humana de quienes trabajan cotidianamente en ella. Con la transición de la economía industrial a la era de la información, el capital humano es el factor dominante para el éxito comercial. La era industrial tenía que ver con las máquinas, la extensión de los músculos. La información es el material de la mente.
Se ha dado una transformación inmensa en menos de un siglo, de un tiempo en que el valor del contenido físico de los bienes y servicios era de más del 90 por ciento, a un momento en que el valor del contenido mental va a ser de más del 90 por ciento. Estamos experimentando una diversidad y una complejidad social totalmente distinta, y la estamos manejando con conceptos arcaicos, sugiere Dee Hock. Se requieren distintos conceptos de organización, de management y de estructurassociales.
Por otra parte, Goleman mediante, se sabe que la inteligencia emocional es una importante condición del éxito en lo individual.
Si las empresas tienen como objetivo ser exitosas, es sorprendente que presten tan poca atención a la capacitación de sus empleados en lo relacionado con su inteligencia emocional e interpersonal.
Otra organización internacional atenta a la importancia de lo humano en las empresas, la World Business Academy, ha tenido como lema, desde sus orígenes, responsabilidad por la totalidad. La responsabilidad social de las empresas no es sólo la calidad de sus productos y servicios, y su aporte ?fundamental? en el momento de salida hacia la comunidad: es también su compromiso de funcionar con estándares elevados dentro de la organización para ser fuente de salud, integridad, creatividad y desarrollo de sus empleados, y no como espacio de reproducción de los aspectos más insanos de la sociedad.
Según Dee Hock, la era caórdica ya ha empezado. En ella, las organizaciones incorporarán valores fundamentales, serán excepcionalmente fluidas, duraderas y capaces de una evolución continua y sostenida autogenerada; el crear valor, el aprendizaje continuo, el crecimiento y la obtención de beneficios será función y derecho de todos los que participen en ellas al haber encontrado una forma dinámica, confiable y sustentable para desarrollar empresas exitosas de todo tipo.
Buena parte de las organizaciones actuales y sus comportamientos predominantes miran la realidad desde una perspectiva newtoniana: las causas y los efectos pueden ser rastreados en forma lineal en una cadena de acontecimientos controlable de arriba abajo, y, por lo tanto, la estructura jerárquica es el modelo de funcionamiento. Pero si en lugar de describir un sistema en forma lineal, el universo es visto como una complejísima red de conexiones y bifurcaciones, entonces ¿cuál es el estilo de organización correspondiente?
Dee Hock nos propone una imagen: una larga fila de vagones de tren. Si se elimina la locomotora, ¿qué ocurre? Ahora imaginemos una bandada de pájaros. ¿A qué pájaro habría que eliminar para destruir la mente de la bandada? En términos de Hock, una bandada es un sistema caórdico. En ellos, el control jerárquico es mutado en una posibilidad dinámica en la que la totalidad es más que la suma de las partes. Cada persona es un recurso único, cada persona cuenta. En las organizaciones muy verticalistas, la jerarquía se preserva sobre la base de la pérdida de flexibilidad y de la disminución del espacio personal. Los sistemas rígidos rechazan los cambios, ante los cuales se sienten vulnerables.
Los sistemas caórdicos humanizan, les dan poder a las personas que, mientras desarrollan su autonomía, evolucionan. El caos y el orden que caracterizan a las estructuras complejas ?la creatividad, la flexibilidad ante los cambios, la responsabilidad personal, la conciencia de interdependencia y nuevas formas de liderazgo? serán la forma de las empresas del nuevo siglo, ya que son las que podrán seguir existiendo como elementos vitales y positivos para la sociedad.
Para lograr estos objetivos, las empresas tendrán que poner énfasis en la capacitación en valores, en la formación humana de sus integrantes, en la calidad de sus intercambios personales y grupales. La aspiración de las empresas de los próximos años será dar satisfacción a las necesidades de sus clientes, proveedores, empleados y a las leyes de la sociedad y del planeta. Y, fundamentalmente, la condición de su sustentabilidad.

POR ALICIA DELLEPIANE

Licenciada en psicología (UBA).

 

Directora académica de Programa Aletheia de Desarrollo Humano.